En una época donde el estereotipo del músico académico respondía únicamente a roles masculinos europeos, una importante cantidad de mujeres estuvo interesada en componer música a través de lenguajes contemporáneos optando por una actitud disruptiva respecto de la sonoridad de la música de concierto en América Latina entre las décadas del 60 y 70. Sus composiciones no siempre han estado analizadas a partir de la condición de testimonio de una actividad que expresa las cuestiones del género femenino en el campo de la composición experimental. La presencia de sus obras en programaciones de concierto, así como la sonoridad misma podrían ser unidades de análisis para una investigación que pretenda conocer sobre las condiciones de producción y difusión musical que rodearon esas décadas en vinculación a cuestiones inherentes al género femenino. Sin embargo, esta situación pareciera desconocerse tanto para la bibliografía específica, la prensa, la crítica y para el público especializado.